Durante muchos años las algas, esos organismos autótrofos y oportunistas, han sido consideradas plantas inferiores y molestas.
De un tiempo a esta parte eso, al igual que muchas otras cosas, ha cambiado. Actualmente ya no se las considera inferiores y hemos pasado de considerarlas molestas a comerlas y no es de extrañar porque se considera que existen más de 30.000 especies diferentes.
Actualmente las usamos casi a diario: medicamentos, pintura, cosmética, ropa y como no, comida. Sin ellas nuestra comida diaria, especialmente las conservas no serían como las conocemos. También son usadas para la restauración medioambiental, como abono para las tierras y como complemento para la alimantación de nuestros animales.
Desde hace unos años son usadas por biotecnólogos para limpiar el carbono y el nitrógeno de nuestras aguas; ahora son una de las grandes esperanzas por su gran potencial como combustible ecológico. Teniendo en cuenta todo lo que se nos viene encima por la bajada de la producción del petroleo y la subida en la demanda de combustible y energía por parte de todos los países del planeta se vuelve a poner el ojo en estos modestos organismos.
Desbancaron al maíz por ser 5 veces más eficiente en la producción de etanol y también a la caña de azúcar por serlo el doble. Este mes nos hemos enterado que hay estudios muy avanzados que usan las aguas residuales y los nutrientes que contienen para «dar de comer» a algunos tipos de algas marinas y hacer con ellas biocombustible.
Extrayendo la información podemos decir que quizás en pocos años nuestros coches irán, literalmente, a toda mierda.
Ya están en marcha en Chiclana, estudiando la vialilidad del proyecto a gran escala y alimentando algas con nuestras heces y luz solar, que tenemos toda la que queramos; a simple vista una gran idea ya que se solucionan dos problemas de una vez: biocombustible y agua depurada.
¿Serán las algas la gran esperanza para el depósito de nuestros vehículos? Lo veremos en 5 años… o no.